Guillermo Novellis, la Voz de La Mosca que Conquistó el Alma Argentina
Por Bien de Abajo | 28 de febrero de 2025

En esta nueva edición de Bien de Abajo, tenemos el privilegio de charlar con Guillermo Novellis, el carismático líder de La Mosca, una banda que marcó a fuego la música popular argentina. Desde sus inicios en Ramallo hasta el fenómeno global de “Muchachos”, Guillermo nos lleva por un viaje lleno de sueños, riesgos y melodías eternas. Con sinceridad y humor, repasa 30 años de carrera, giras inolvidables y el impacto de cantar para un país entero. ¡Prepárense para una entrevista única!
De Ramallo al Mundo: El Nacimiento de La Mosca
Bien de Abajo: Guillermo, gracias por venir. Queremos arrancar por el principio: ¿soñabas con todo lo que iba a lograr La Mosca cuando empezaron?
Guillermo Novellis: Un placer estar acá, chicos. No, uno no sueña tan específicamente. La primera vez que sonamos en la radio de nuestro pueblo, Ramallo, ya era un acontecimiento. Tocar en el boliche local, ir a San Nicolás, San Pedro o Pergamino, eran pasos gigantes. No éramos una banda de covers, eso lo teníamos claro. Queríamos trascender con nuestras canciones. Nunca imaginé que seríamos una banda internacional ni todo lo que nos pasó en estos 30 años. ¿Tomar algo tan fuerte como para soñar eso? ¡Jamás!
BdA: ¿Cómo nace el proyecto?
GN: Yo ya estaba grande, tenía 35 años. Parece loco decirlo, pero estaba casado, con dos hijos y un buen laburo como técnico en seguridad industrial. Siempre tuve el sueño de la música, había armado dúos y bandas desde los 20, pero mi último proyecto se terminó en el ’93. Ahí empecé a escribir canciones. En Ramallo había una banda de covers, Rig and Roll, con metales y percusión, que componía poco pero tenía temas buenos. Me llamaron como guitarrista —soy horrible, ojo— y entre charlas y ensayos les mostré mis canciones. Así empezó todo.
Renunciar a Todo por un Sueño
BdA: Contaste que dejaste un trabajo estable para apostar por la música. ¿Cómo fue esa decisión?
GN: Muy temeraria. Llevaba 10 años laburando, justo iba a tomar 28 días de vacaciones y renuncié. Me pagaron vacaciones e indemnización, pero igual fue heavy. Mi familia estaba preocupada, mis amigos me llamaban, mi mamá decía: “Guillo, me vas a matar de un disgusto”. Mi hermano me cargaba: “Hace 20 años rompiendo las pelotas con la musiquita”. Tenía ahorros para un año y medio, era el ’96, no había inflación. La mamá de mis hijos fue clave administrando eso. Pedí 2000 prestados a un tío cuando no llegaba. Puse en riesgo la seguridad económica de mi familia por cumplir mi sueño, pero si no estás feliz, no podés hacer feliz a nadie.
BdA: ¿Qué sentiste cuando otro de la banda renunció a su trabajo?
GN: El Pety, otro guitarrista, tenía el único ingreso fijo. Un día en el ensayo dijo: “Renuncié”. “¿Cómo vas a renunciar, hijo de mil…?”, le dije. Pero se siente distinto cuando hacés lo que te gusta. El dinero, para mí, es dormir tranquilo sabiendo que mañana tus hijos tienen para comer, no comprarte un reloj de 500 mil euros.
La Fórmula de La Mosca: Melodía y Cancha
BdA: ¿Por qué crees que la música de La Mosca pegó tanto, incluso en Europa?
GN: Tiene que ver con las melodías y que hablamos un español neutro, con argentinidad pero poco lunfardo. A mí, como letrista, me duele un poco que las letras no siempre lleguen tanto como la música. Amamos canciones en inglés sin saber qué dicen, como “Yesterday”. La musicalidad de las palabras y los estribillos simples, cantados en unísono como en la cancha, son clave. Ponemos los vientos adelante, una armonía compacta y todos cantamos juntos. Yo canto como hincha, no como cantante, y eso conecta.
BdA: ¿Cómo escribís una canción? ¿Te cuesta?
GN: No me cuesta. La letra es un género literario menor pero difícil: en tres minutos contás una historia. A veces ponemos cosas que no nos pasaron, las exageramos para que coincidan con la vida de mucha gente: amor, rebeldía, sociedad. Sabina no hizo todo lo que escribió, pero te lo creés. Eso es el cine, el teatro, la música: hacer que te mientan y lo creas.
Giras, Anécdotas y Lo que se Pierde
BdA: ¿Tenés alguna anécdota loca de las giras?
GN: Siempre cuento la misma, pero es buena. En Maracaibo, Venezuela, tocábamos en un festival con Juanes y Kitango. Calor infernal, hotel frente al lago, tomando algo con ellos la noche anterior. Al día siguiente, Juanes cerró con “A Dios le pido” y nos invitó a improvisar. El de Kitango cantó algo, yo tiré: “Todos tenemos un amor que nos complica la vida, todos tenemos un amor que nos rompe el corazón, es América Latina”. Y rematé con el Martín Fierro: “Los hermanos sean unidos, que esa es la ley primera…”. Juanes me miró como diciendo: “Este tipo es un genio”. No lo iba a desilusionar.
BdA: ¿Lo mejor y lo peor de las giras?
GN: Lo peor es perderte cumpleaños, casamientos, despedidas de soltero. Una vez le dije a Santiago: “El 6 de octubre de 2006 no lo vendas, es el cumple de 15 de mi hija”. Solo falté por enfermedad. Lo mejor es llevar tu música al mundo, aunque no podés estar en dos lugares a la vez.
“Muchachos”: Del Mundial a la Eternidad
BdA: Hablemos de “Muchachos”. ¿Cómo sobrellevaron el boom?
GN: La pasé mal en el Mundial. Cada partido era un mufa, me escribían: “No la canten más, concha de su madre”. Pero también trae suerte: San Lorenzo, Atlético Madrid, Deportivo La Coruña ganaron con nuestras canciones. En Qatar, tocábamos después de los partidos. Contra Holanda, en Misiones, fue terrible: empataron, penales, pantalla gigante atrás del escenario. Ganamos y fue un alivio. En la final, en Córdoba, teníamos la valija lista. Cuando terminó, subimos a la combi con la camiseta de Argentina y tocamos tres veces “Muchachos” en la Explanada del Correo. Un mar de gente, eterno.

BdA: ¿Cómo surge grabarla?
GN: Los jugadores la cantaron tras la Finalísima en Wembley. Santiago insistió en grabarla, yo no quería. Era como usurpar algo ajeno, temía que dijeran: “Le chorearon la canción al pibe”. Hablamos con Fernando, el autor, y le dimos su lugar. Es una gran persona, trabaja en una fundación para gente en situación de calle. La letra es única: habla de derrota, pero ilusiona. No se me habría ocurrido.
Reflexiones y Legado
BdA: Con todo lo vivido, ¿cambiarías algo?
GN: Soy muy franco, accesible para la prensa. A veces pienso si debería haber sido más misterioso, inalcanzable. Lo inaccesible tiene otro valor, pero disfruto así. Formamos parte de la música popular argentina, y eso está buenísimo.
BdA: ¿Qué sentís cuando escuchás tus temas en la cancha?
GN: Es impresionante. La primera vez fue en un Boca-River en Mar del Plata, 2000, las dos cabeceras cantando “Yo te quiero dar”. Después San Lorenzo con “Queremos la copa” en 2014, tras ganar la Libertadores. “Muchachos” es eterna, como “Sweet Caroline” no, más: la cantamos todos. Será de Messi, del ’22, para siempre.
Consejos desde Abajo
BdA: Para cerrar, un consejo para quienes arrancan un sueño desde abajo.
GN: Nadie se sacó la lotería sin comprar el número. Tenés una chance en 43 mil, pero si no jugás, es cero. Caminá hacia tu meta, rodeate de gente que sume, que sea cómplice. Si solo vienen a boludear, puerta y afuera. Intentarlo es todo.

Nos despedimos con “Muchachos” resonando en el aire: “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar…”. Gracias, Guillermo, por tu sinceridad y pasión. Desde Bien de Abajo, celebramos a La Mosca y su legado. ¿Cuál es tu tema favorito? ¡Contanos!
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